El pasado 24 de noviembre se llevó a cabo la consulta popular para la conformación del Área Metropolitana del Sur Occidente (AMSO), un proyecto que buscaba integrar territorialmente a Cali con seis municipios vecinos: Palmira, Dagua, Candelaria, Jamundí, Villa Rica y Puerto Tejada. Aunque se alcanzó el umbral de participación, el resultado ha dejado un sabor amargo en el ámbito político y técnico, al aprobarse la integración con solo dos municipios: Jamundí y Puerto Tejada.
Con esta decisión, el proyecto quedó muy por debajo de las expectativas iniciales. En términos de territorio, el área metropolitana cubrirá 678 km², apenas el 22.86% de los 2.966 km² propuestos inicialmente. Asimismo, la población que se sumará a Cali será de 198.800 habitantes, un 32.22% del total previsto de 617.070 habitantes. La exclusión de Palmira, Dagua y Candelaria, municipios con alta conurbación, limita drásticamente el alcance del AMSO.
El fracaso en la inclusión de estos municipios pone en evidencia problemas de liderazgo y articulación política por parte de los promotores del proyecto, entre ellos el alcalde de Cali. No haber involucrado de manera activa a la gobernación del Valle del Cauca, en cabeza de Dilian Francisca Toro, líder del Partido de la U y una figura clave en la política departamental, fue un error estratégico que debilitó las posibilidades del proyecto. El rechazo por parte de municipios gobernados por alcaldes afines al partido de la U, demuestra el peso político que aún conserva esta colectividad en la región.
Además, esta consulta se convierte en un revés para figuras políticas como Alejandro Eder, Maurice Armitage, Reyes Kuri, Diana Rojas, Duvalier Sánchez y el propio Ospina, quienes han respaldado el AMSO como una herramienta de integración regional. La falta de consenso político y de una estrategia de articulación interinstitucional ha sido ampliamente criticada, dejando en duda la viabilidad técnica y administrativa del proyecto.
Con un área metropolitana que carece de masa crítica y que enfrenta la heterogeneidad de Jamundí, un municipio en crecimiento, y Puerto Tejada, con dinámicas rurales distintas, la planificación conjunta será un desafío. El resultado evidencia que la consulta popular no solo fue un fracaso en términos políticos, sino que además limita el impacto de un esfuerzo que se esperaba tuviera un alcance mucho mayor.
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