Una grave ola de violencia ha cobrado la vida de al menos 30 militares y policías en las últimas semanas, producto de ataques sistemáticos ejecutados por grupos armados ilegales como el Clan del Golfo, las disidencias de las Farc y el ELN. En respuesta, la Policía Nacional ha anunciado nuevas medidas para proteger a sus miembros, incluyendo la posibilidad de portar el arma de dotación incluso cuando estén fuera de servicio.
El anuncio fue hecho por el director general de la Policía, general Carlos Fernando Triana, quien indicó que esta medida busca garantizar la seguridad de los uniformados, especialmente frente al denominado plan pistola —una estrategia violenta similar a la usada en los años 90 por el cartel de Medellín— que ha sido reactivada por el Clan del Golfo como retaliación por operaciones recientes.
“Esas medidas implican la seguridad operativa, la seguridad operacional. El uso del arma de fuego implica defender su vida, a partir de la amenaza permanente del ‘Clan del Golfo’, que se manifiesta con estos hechos”, aseguró el general Triana.
La ofensiva criminal habría comenzado tras la neutralización de José Miguel Demoya Hernández, alias Chirimoya, uno de los principales hombres de confianza de Chiquito Malo, cabecilla del Clan del Golfo. Desde entonces, los ataques se han intensificado, alcanzando incluso a oficiales que se encontraban en su día de descanso.
El presidente Gustavo Petro también se pronunció sobre la situación, asegurando que no habrá marcha atrás en la ofensiva contra el Clan. “No tienen escapatoria (…) Llegaremos hasta sus aliados en Dubái”, advirtió el mandatario.
Sin embargo, la medida de permitir que los uniformados porten armas fuera del horario laboral ha generado debate. Mientras algunos sectores la consideran necesaria ante la amenaza actual, otros advierten sobre el posible aumento de riesgos y abusos.
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