La captura de José Adolfo Macías Villamar, conocido como “Fito”, uno de los criminales más buscados de Ecuador, marcó el fin de una era de terror y violencia desatada por su organización, “Los Choneros”. El líder de esta banda, que operaba en la Costa Pacífica y mantenía estrechos lazos con carteles colombianos y mexicanos, fue capturado el pasado 25 de junio por el Ejército ecuatoriano en un búnker de lujo en el sector Monterrey, en Montecristi, provincia de Manabí.
“Fito” había estado al frente de la banda desde su creación en el año 2000, cuando surgió como un grupo de delincuencia común en Chone, hasta convertirse en uno de los actores más poderosos del narcotráfico en el país. Su red de contactos internacionales y su capacidad para operar en el terreno del crimen organizado lo convirtieron en un blanco constante para las autoridades, hasta su sorprendente hallazgo en un sótano oculto que le permitió mantenerse fuera del radar durante años.
La banda “Los Choneros” ha sido responsable de numerosos delitos, incluyendo narcotráfico, sicariato, extorsión y terrorismo. Además, sus tentáculos se extienden por todo el país, involucrando tanto a las fuerzas de seguridad como a la clase política. En la actualidad, la organización mantiene violentos enfrentamientos internos con otras facciones criminales como “Los Lobos” y los “Chone Killers”, que luchan por el control de territorios y prisiones.
Además de su tráfico de cocaína, «Los Choneros» tienen negocios con grupos como el Frente Oliver Sinisterra de las disidencias de las FARC y los Comandos de Frontera en la frontera con Colombia, lo que los hace partícipes de una red de narcotráfico internacional que utiliza múltiples rutas por mar, tierra y ríos.
La captura de «Fito» representa una victoria clave en la lucha contra el narcotráfico en Ecuador, pero el desafío para las autoridades ecuatorianas está lejos de terminar.
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