A pocos días de la convención nacional del Pacto Histórico, el ambiente dentro del petrismo se torna cada vez más tenso. El exdirector de Prosperidad Social y precandidato presidencial, Gustavo Bolívar, alzó la voz para denunciar una presunta campaña de desprestigio en su contra, promovida –según él– desde las mismas filas del movimiento que lidera el presidente Gustavo Petro.
En un mensaje difundido en redes y replicado por medios nacionales, Bolívar aseguró que ha sido blanco de ataques por parte de creadores de contenido y “bodegas” afines al petrismo, quienes, en su opinión, estarían promocionando otros precandidatos con intereses económicos de por medio.
«Noto con preocupación que influencers que antes hablaban bien de mí, ahora me atacan sin motivo. Creo que hay un trasfondo político y económico detrás de esto», expresó Bolívar, quien actualmente lidera las encuestas internas del movimiento progresista.
El exsenador hizo un llamado a la ética en la comunicación política digital y propuso que los creadores de contenido que reciban pagos por promocionar candidatos lo dejen explícitamente claro en sus publicaciones, mediante el uso del hashtag #PPP (Publicidad Política Pagada). “La gente merece saber si lo que están leyendo es una opinión libre o una promoción paga”, afirmó.
Bolívar reconoció que, si bien es posible que en un futuro también pague por difusión en redes, se comprometerá a hacerlo de forma transparente. “No está mal pagar, lo incorrecto es no decirlo”, sentenció.
Este giro en su discurso contrasta con su postura en 2024, cuando, como director de Prosperidad Social, convocó abiertamente a influencers para comunicar los logros del Gobierno Petro y desmentir a la oposición. Incluso fue cuestionado por supuestos pagos a programas como La Cloaca, por un valor de más de $71 millones, hecho que Bolívar ha negado reiteradamente.
El precandidato también reveló detalles del funcionamiento de las llamadas bodegas digitales en campañas: “Un influencer puede cobrar entre $10 y $15 millones al mes. Muchos trabajan como contratistas para entidades públicas y al mismo tiempo promueven candidatos. Eso debe saberse”, aseguró.
Finalmente, Bolívar lamentó que esta dinámica haya desvirtuado la espontaneidad de muchos influenciadores que antes opinaban libremente. “Cuando ya hay un pago, se pierde objetividad. Se vuelven voceros de quien les paga, no de sus ideas”, concluyó.
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